Este proyecto fue especial porque el pueblo, Olmeda de las Fuentes, lo es. Como entidad física y humana. Olmeda de las Fuentes es un pueblecito de Madrid. Un pueblo singular, con gente variopinta y cultivada, alejado del ajetreo de Madrid, pero madrileño.

El proyecto era poner en valor la figura de Pedro Páez. Unos arquitectos jóvenes del pueblo concibieron los hitos de un recorrido por el pueblo en acero corten. Y ahí entramos nosotros en acción. Hablamos con ellos hasta definir al completo la solución técnica constructiva para la instalación. Y nos pusimos manos a la obra.

Como decía, el pueblo tiene alma. Nos llegó formalmente una invitación para la inauguración. Incluso nos alojaron en una casa rural de titularidad municipal, de la que recuerdo una preciosa terraza abierta y en altura desde la que se veía el pueblo y el campo. Se hizo una fiesta en la que los vecinos colaboraron, se habló de Pedro Páez, hubo comida, bebida y un paseo por el pueblo siguiendo el recorrido y leyendo los textos de cada hito. Entre los invitados estaba Javier Reverte, con quien charlé distendidamente y a quien pude agradecer las risas que me eché leyendo “Todos los sueños del mundo”. Ahora recuerdo aquello, la luz, el gazpacho que hizo un concejal, la alegría y las sonrisas en la plaza, la charla con el chófer de algún político que vino de Madrid…

Ya he olvidado lo que vino después. La factura no la emitíamos al Ayto, sino a la Consejería de Turismo, de la que un trabajador sacaba pecho diciendo que tenían una media de pago en 72 días. Pensé, ¿por qué saca pecho cuando me está diciendo que paga con doce días de retraso sobre lo que constituye el plazo máximo que supuestamente impone la ley para pago de su administración? En fin. Ellos debían pagar. Pasó el tiempo. Siguió pasando el tiempo y los meses, y no cobramos. Aquello daría para un texto del género de Lovecraft o Poe. Al final, gracias a que habíamos regalado una aplicación móvil en la que con tecnología beacon se podía tener la información también en el móvil al acercarse a cada monolito, pudimos cobrar. Y el año que estuvimos sin cobrar se olvidó. Recordamos lo que disfrutamos aprendiendo sobre Pedro Páez y lo recomendable que es Olmeda de las Fuentes.

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